viernes, 20 de enero de 2012

Cáceres y sus tierras (II). Zamarrillas.

Aldea de Zamarrillas.

Continuando el recorrido por las infinitas llanuras del término municipal de Cáceres, hoy, me detengo en la soledad medieval de la perdida aldea de Zamarrillas, uno de los rincones con más embrujo y misterio de Cáceres, prácticamente desconocido. En la actualidad, el Concejo cacereño mantiene tres municipios pedáneos, fuera de su núcleo urbano: Valdesalor, Rincón de Ballesteros y la Estación Arroyo-Malpartida. Pero el vasto alfoz cacereño tuvo, en otros tiempos, varias aldeas y caseríos de los que nos queda muy poco. Nombres como Alpotreque, Casas del Ciego, Puebla de Castellanos o Borrico Pardo, tan sólo se conservan en la rica toponimia de la zona o en la documentación histórica, salvo la misteriosa Zamarrillas, que por suerte, aún se puede admirar. Esta despoblada aldea se localiza en el valle del Salor, próxima al pantano, a unos catorce kilómetros de Cáceres. Tanto las edificaciones como la finca son de propiedad privada.  
En el Libro de Yerbas de Cáceres, del año 1909, aparecen los siguientes datos sobre Zamarrillas:" El antiguo pueblo de Zamarrillas, hoy deshabitado y en ruinas, pero aún se conservan 6 casas, habilitadas para prestar servicio a los arrendatarios de esta finca, y cuya descripción es a saber:1ª, casa llamada Palacio de los Muñoces, con 13 habitaciones, muralla, tinado para 30 reses, cuadra y pajar; 2.ª, conocida con el nombre de Casa Grande, de 8 habitaciones, muralla y 3 cuadras; 3.ª Titulada de las Roldanas, con 11 habitaciones, muralla, tinado para 12 reses, cuatro cuadras y un horno de cocer pan; 4.ª, llamada de Merino,con 5 habitaciones, un tinado para 10 reses, tres cuadras y un corral; 5ª, denominada Casa Chica, de 7 habitaciones, y 6ª, llamada de los porqueros,que consta de una habitación y un tinado. Hay además un porción de casas en ruinas, que pertenecieron al antiguo poblado, 16 cercas que en junto podrán hacer 13 fanegas, 3 zahurdas capaces para 400 lechones, una huerta de una fanega con una noria, tres fuentes de agua potable y abrevaderos en el río Salor y en una charca". Esta breve descripción aparece recogida en el asiento relativo al "Heredamiento y Prado de Zamarrillas", que es la finca en la que se encuentra ubicado el poblado. En un interesante trabajo de Alfonso Callejo Carbajo, publicado en la Revista Alcántara, se leen jugosos datos sobre este caserío cacereño, como su posible origen medieval:"Este núcleo de población, aunque pequeño, está documentado, siempre adscrito a la villa de Cáceres, ya desde el siglo XIV";" El origen de este caserío, como de algunos otros también desaparecidos, tal vez habría que buscarlo en época anterior, en las décadas siguientes a la conquista leonesa (1229) cuando comenzaron a formarse los adehesamientos reales que tenían por finalidad la defensa (defesa) de las cabañas ganaderas pertenecientes al Concejo". También destaca, el mismo autor, la importancia que tiene, en la actualidad, este lugar:"Constituye una privilegiada muestra de aldea medieval que ha llegado a nuestros días medianamente conservada, siendo una excepción a las muchas que jalonaron la tierra de Cáceres entre los siglos XIII al XVIII y que fueron desapareciendo poco a poco debido a la misera a la que se veían sometidos sus moradores. Constituye, por este motivo, un interesante ejemplo de poblamiento rural en la dehesa-heredamiento cacereña".
Las causas del abandono de este arrabal no están claras, pudiendo ser una posible destrucción durante la Guerra de la Independencia, o bien, cambios en la estructura de la propiedad y aprovechamiento de la tierra que propiciaría la marcha de los habitantes. 
Mientras finaliza mi visita, el ululeo de una vecina lechuza pregona que la fría noche vuelve a caer sobre las viejas ruinas de Zamarrillas para seguir envolviéndolas en la magia, el misterio y en la triste soledad del olvido. 


Zamarrillas es una hermosa aldea medieval en plena llanura cacereña.

Iglesia de Nuestra Señora de la Esclarecida.
La antiquísima talla de la Virgen, venerada durante siglos en este templo, se conserva actualmente en la Iglesia de Santiago de Cáceres.
Esta iglesia, de traza románica o protogótica, es usada actualmente como establo. En la foto aparece el atrio con los bellos arcos de cantería. Destaca la excelente conservación del ábside, de forma pentagonal.

En la actualidad, varios inmuebles tienen un uso agropecuario.

Casa de los Muñoces.

Casa de los Duranes.

Aún se puede intuir cierto entramado callejero.

La imponente fachada norte del Palacio de los Muñoces.

Blasón con las armas de Ovando, Ulloa, Mogollón y Carvajal.
Testimonio de las familias cacereñas dominantes de Zamarrillas.

Junto a las casas nobles existen otras construcciones más humildes.




En las ruinas nidifica una importante colonia de cigueña blanca.

 Zamarrillas fue el escenario de varios enlaces matrimoniales de la nobleza cacereña. 

Atardecer en Zamarrillas, con la silueta de Cáceres ciudad en el horizonte y el relieve de las sierras de San Pedro y de La Mosca.
La aldea se encuentra enclavada entre las extensas llanuras, cerealistas y de pastos, que caracterizan a las hermosas y legendarias tierras de Cáceres.

Fuentes:
Villegas, Alfredo (1909): Nuevo Libro de Yerbas de Cáceres. Cáceres, Imp. El Noticiero.
Callejo Carbajo, A. (2004): Un enclave olvidado: El arrabal de Zamarrillas.Revista Alcántara N.º 53-54. Cáceres, Institución Cultural "El Brocense".

miércoles, 18 de enero de 2012

SAN ANTÓN.



Ayer, día 17 de enero, se conmemoró la festividad de San Antonio Abad, nuestro querido San Antón. En muchos lugares se celebró por todo lo alto, especialmente en Brozas y en Navalvillar de Pela, con la famosa "Encamisá de San Antón". San Antonio Abad es el Santo protector de los animales, por tal razón, ese día es tradición bendecir a nuestras mascotas, y a todos los demás animales. También se lo merecen. 
Para festejar a San Antón, la oveja Kika me ha pedido que ponga unas cuantas fotos de sus amigos. Hoy los protagonistas son ellos, es su Santo Patrón. 

¡Qué San Antón los bendiga y proteja!  

San Antón. Siglo XVIII.
Iglesia de San Juan Bautista de Cáceres.

Esta imagen procede de la desaparecida ermita que se localizaba  próxima al lugar que hoy ocupa el Gran Teatro. Por tal razón, esa conocida calle cacereña lleva el nombre de este santo. Fijaos en el precioso cerdito que está a los pies de nuestro simpático San Antón. Yo creo que es ibérico, un auténtico "pata negra". 

El simpático ternerito posando. 

Éste se acaba de despertar y se encuentra muy cómodo en su camita.

Estos son dos lindos gemelos.

Gaviotas y cormoranes en Valdesalor.

Don Buitre Negro.

Hermoso ejemplar joven de Águila Imperial Ibérica.

¡Vaya cuadrilla!

El Rey de la dehesa pasea así de garboso.


Buscando la sombrita.
El Rey del corral se pasea así de chulo. 

Doña Oca en alegre paseo.

Haciendo publicidad del blog.

Un paseo a caballo en Guadalupe.

Doña Lechuza.

Las mamás esperan a que abran la guardería.
Los lindos retoños en la guardería.
Esta foto fue un auténtico follón. No os recomiendo meteros en un establo con 174 chivos. Son muy traviesos. Me chuparon, me embistieron, me patearon, protestaron lo que quisieron, casi se comen la cámara, y nunca se quedaban quietos para la foto. Una odisea. Pero son muy entrañables. 

Aprendiendo a volar.

Doña Santa Teresita metiendo miedo.

Doña Vaca en sus dominios.

Tomando el solito.

Con tranquilidad, tiene preferencia de paso.

Compañerismo natural.

La oveja Kika, recién nacida, con su mamá.

Un buen amigo.

martes, 17 de enero de 2012

EL CRISTO DE BERRUGUETE.

Santísimo Cristo de las Batallas.
Fotografía  Manuel Parra Álvarez.

Esta preciosidad de talla es el Cristo de las Batallas de Valencia de Alcántara, una de nuestras grandes obras de arte devocional. El Cristo se encuentra expuesto al culto en la iglesia arciprestal de Nuestra Señora de Rocamador. En los libros parroquiales consta, la advocación oficial, como Cristo de las Batallas, aunque su denominación popular es Cristo de Berruguete. También es conocido como "El Garabato", por la peculiar posición que presenta la imagen. Según explica Jesús Martín Domínguez, en su libro "Valencia de Alcántara desde Rocamador", el párroco don José Porras Valle, en el año 1962, para cerciorarse de que esta talla corresponde al genial imaginero Alonso de Berruguete, consulta a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Le contesta, curiosamente Pérez Comendador, indicándole que se podría pensar en Berruguete, en su taller, y al juzgar, por las características de la imagen, seguramente, es una obra de juventud. Concluye que los rasgos apuntan que podría tratarse de una obra berruguetiana. Si algún día se confirmaran estos datos nos encontraríamos ante una joya de enorme valor histórico y artístico. 
Durante muchísimo tiempo, esta bellísima imagen presidió el Altar Mayor, hasta que fue entronizada la escultura contemporánea de Nuestra Señora de Rocamador, la verdadera titular del templo. En la actualidad se encuentra en una pequeña hornacina, en una nave lateral, al lado del famoso cuadro de Luis de Morales, otro gran tesoro artístico de Valencia de Alcántara. 
Independientemente de la autoría, este hermoso crucifijo es una de las más prodigiosas tallas de Cristo que podemos encontrar en Extremadura, y lamentablemente muy desconocida. Desde muy niño, siempre me impresionó el rostro, con el semblante austero, bastante duro, y las espeluznantes llagas, en especial las rodillas y la lanzada del costado, portentosamente talladas al detalle.  Pero sobre todo, la solemne serenidad y profunda humildad que transmite al observador. 
Amigo, cuando visites Valencia de Alcántara, no te olvides de ir a ver el maravilloso Cristo de Berruguete, merece la pena. 

domingo, 15 de enero de 2012

EL PEREGRINO EXTREMEÑO. SANTUARIO DE LA VIRGEN DEL PUERTO.



Sentado en el berrocal, entre robustos alcornoques, intento recobrar las fuerzas perdidas en la subida. El camino, cinco kilómetros, requiere de cierto esfuerzo. Una vez que mis huesos empiezan a  recuperar el sosiego, me quedo ensimismado ante la espectacular panorámica que se domina a mi alrededor. Desde este excepcional balcón, tengo el privilegio de observar las nevadas y solitarias cimas de Gredos, el encajonamiento del paternal y generoso Jerte, hasta una nueva perspectiva de la coqueta "Perla del Valle".  
Estoy en el Santuario de la Santísima Virgen del Puerto, Patrona de la ciudad de Plasencia. Mis pasos, y mi corazón, me han llevado  hasta las alturas  de Valcorchero para visitar a "La Canchalera", y admirar ese maravilloso tesoro, de fe y arte, que es la sublime casa de la Madre bendita de los placentinos.


El actual santuario es del siglo XVIII.


El exterior, de fábrica de cantería, es muy sobrio, guardando una perfecta armonía con el entorno.

Interior del Santuario, con el maravilloso retablo barroco que custodia a la Patrona de Plasencia. Las paredes están decoradas con azulejos talaveranos.


La Canchalera. Es una de las imágenes marianas más dulces y hermosas de Extremadura.

Pantano de Plasencia.

Plasencia desde el Santuario del Puerto. La romería, en honor a la Virgen, se celebra el domingo siguiente al domingo de Resurrección. 

El Santuario está regentado por los Padres Servitas.


La Virgen del Puerto fue coronada canónicamente en 1952.

Varios retablos cerámicos recuerdan diferentes efemérides de la historia del culto a Santa María del Puerto.

La Virgen del Puerto por Carlota.