Este año las distinciones cofrades cacereñas me tocan muy de cerca, acariciando la fibra sensible. Todos los años hay algún homenajeado que conozco y admiro, y de todos me alegro profundamente. Siempre han sido, creo, reconocimientos justos y merecidos. Como digo este año es especial. A la figura del pregonero y los cofrades distinguidos del presente año 2013 los conozco bien y me alegro muchísimo por todos. El buen amigo Juan Rufo, jefe de paso de Nuestro Señor Padre Bendito de Cáceres, siempre cansino, siempre firme, siempre Nazareno. La cofradiera y joven Banda del Santísimo Cristo del Humilladero, siempre fieles a la Semana Santa cacereña. La veteranía de un cofrade de raza como es nuestro pregonero Luis Jiménez Pulido, del que esperamos impacientes sus palabras. A todos mi felicitación. Una eleccion, creo, muy acertada
Pero no quiero dejar pasar la ocasión de felicitar muy especialmente a mi amigo y hermano, hermano y amigo, Antonio Bazo Machacón, merecido cofrade distinguido 2013. Tal distinción, que simboliza mucho para los que somos cofrades, me llena de una gran satistacción y orgullo. Como si a uno mismo se lo otorgaran. Por tal razón, desde estas líneas quiero rendir mi pequeño homenaje a este buen y sencillo hermano de carga cacereño y a los muchos hombres y mujeres que tienen la misión de montar pasos procesionales, la tarea más ingrata de una hermandad. Labor que sólo unos pocos pueden hablar algo, sin caer en el fariseísmo o el ridículo. Quien conoce faenar entre bambalinas sabe de lo que digo.
El pleno de la Unión de Cofradías Penitenciales ha tenido la sensibilidad de distinguir a un infatigable y desinteresado trabajador. Una persona que ha dedicado, casi literalmente, su vida, a pesar de ser muy joven, a trabajar duro en el seno de muchas cofradías, en especial la Hermandad de los Ramos. Pero no una labor cualquiera, no, sino una labor discreta, casi anónima, en el silencio íntimo y poco conocido de la preparación de una procesión. Cientos, repito cientos, de horas de trabajo de forma totalmente altruísta. " Lo que gratis recibid, dazlo gratis".
Luego, personas como Antonio, cansados por la tensión del previo a la estación penitencial, tienen que escuchar majaderías de los que creen que las flores crecen solas en los pasos. Los que "no dan un palo al agua" y encima se creen catedráticos. No se de qué. La verdadera hermandad debe residir en que aprendamos a reconocer a Cristo en los demás, en nuestros hermanos, con defectos incluidos.
Cuantas conversaciones, proyectos, anhelos, pero intentando, con aciertos y fallos, mantener la brújula del sentir lo que es ser cofrade. Hay muchas maneras de hacer las cosas, pero en las cofradías sólo hay una que es válida. Se trabaja para Él, en mayúsculas, y su Santísima Madre. Hay que tener muy claro que el protagonista es Cristo, siempre. La verdad y la belleza del Evangelio que procesionamos cada primavera, con fe, arte y pasión, por las calles de Cáceres. Lo que le rodea es accesorio y deber ser accesorio. Simple instrumento. La hermandad que no lo haga así, va por mal camino.
Así piensa y actúa el hermano Bazo, y comparto con él ese ideal desde que somos niños. Ahora recuerdo mil momentos y mil dificultedes que he tenido la dicha de compartir a lo largo de muchos años. Trabajando y aprendiendo siempre, y lo que queda, si Dios quiere.
Hoy puedo decir que he tenido y tengo el inmenso honor, y doy gracias a Dios, de vestir el hábito nazareno al lado de cofrades cacereños de verdad como lo es el hermano Antonio Bazo.
El galardón te ruboriza, pero tienes méritos. Has trabajado duro, y tus hermanos te lo reconocen con cariño mañana.
Antonio, tú representas, y conocozco bien el entresijo de las cofradías, a los incontables voluntarios que han dado y dan lo mejor de si mismos, en el anónimato de los tiempos, para que todo sirva a la mayor gloria de Nuestro Señor, de su Santísima Madre y de tus hermanos. Lo demás no vale nada.
¡Felicidades hermano!