viernes, 18 de marzo de 2011

Payasos y delincuentes

 


Hay noticias que irremediablemente te provocan náuseas instantáneas, como el colacao, aunque aún no hayas desayunado. Lo digo por lo sucedido en la capilla universitaria de Somosaguas de la Complutense de Madrid. Resulta que hace unos días, unos individuos e individuas han asaltado, literalmente, la Capilla de citada universidad, para protestar por la homofobia y discriminación de la Iglesia Católica. La payasada ocurrió tras terminar un congreso sobre pseudofeminismo, y para celebrarlo, se fueron al pequeño templo y entraron como los mamones  arrollando al cura y a un grupito de chicas que se encontraban rezando. No contentos, las chicas se pusieron con las domingas al aire, para alegrar el "perfomance", y al ser un acto muy feminista,  ellos no enseñaron el mondongo. Como dirían en mi pueblo, vaya unas tías guarras.
Durante la bufonada sacrílega, al ser muy demócratas, dialogantes y originales, insultaron al clero, supongo que al Papa, no faltaría más, y al resto de creyentes católicos, entre los que también estoy yo y mil millones más. Vamos, que nos pusieron las orejas calientes.
Supongo que no serían estudiantes de Derecho, ya que de lo contrario, sabrían que aparte de hacer el gilipollas, estaban  cometiendo un delito tipificado en el Código Penal, artículos 522 y siguientes.
A pesar del surrealismo que desprende la escenita, impropia de un país constitucional, el asunto no es cosa de broma. Ha sido profanado un templo religioso, se ha violentado, de una forma vil, lo más sagrado de la Fe Católica y se ha hecho para provocar, para mofarse. Se han pisoteado los derechos, constitucionalmente protegidos, de millones de españoles y eso debe tener consecuencias inmediatas por parte del Estado, que está para proteger a los ciudadanos  haciendo cumplir la ley.
Pero mucho me temo que al final no se hará nada y estos mamarrachos se irán de rositas. Tiempo al tiempo.
El Señor, en su infinita misericordia, ya los ha perdonado y los católicos también, el amor es el principal mandamiento que nos enseña Jesús. Pero que sepan que hacen daño, que no es de recibo profanar un recinto que es sagrado para gran parte de la ciudadanía. Están en su perfecto derecho a manifestarse sobre lo que les de la gana, faltaría más, pero sin agredir los derechos del resto del personal. Se olvidan de la celebre sentencia de Voltaire: “No estoy de acuerdo contigo, pero moriría por tu derecho a manifestarlo”. Igualmente se olvidan o no saben que la Iglesia a la que insultaban fundó el sistema universitario que ellos ahora disfrutan y pervierten.
Quizá les quede mucho hasta que terminen la carrera, en ese tiempo leerán, apredenderán a razonar y reflexionarán, y tal vez así, dejen de ser unos vulgares delincuentes.

4 comentarios:

  1. Así se dicen las cosas; Yo perdono como creyente, pero estoy seguro de que Nuestro Señor da a cada uno lo que merece, y estos lo pagarán.

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  2. La falta de respeto al que no piensa como nosotros es el distintivo de la sociedad que nos ha tocado vivir. No sé que hace falta para que aprendamos a hacerlo ...

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  3. cuanto tonto y tonta irrespetuosos.

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