martes, 17 de enero de 2012

EL CRISTO DE BERRUGUETE.

Santísimo Cristo de las Batallas.
Fotografía  Manuel Parra Álvarez.

Esta preciosidad de talla es el Cristo de las Batallas de Valencia de Alcántara, una de nuestras grandes obras de arte devocional. El Cristo se encuentra expuesto al culto en la iglesia arciprestal de Nuestra Señora de Rocamador. En los libros parroquiales consta, la advocación oficial, como Cristo de las Batallas, aunque su denominación popular es Cristo de Berruguete. También es conocido como "El Garabato", por la peculiar posición que presenta la imagen. Según explica Jesús Martín Domínguez, en su libro "Valencia de Alcántara desde Rocamador", el párroco don José Porras Valle, en el año 1962, para cerciorarse de que esta talla corresponde al genial imaginero Alonso de Berruguete, consulta a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid. Le contesta, curiosamente Pérez Comendador, indicándole que se podría pensar en Berruguete, en su taller, y al juzgar, por las características de la imagen, seguramente, es una obra de juventud. Concluye que los rasgos apuntan que podría tratarse de una obra berruguetiana. Si algún día se confirmaran estos datos nos encontraríamos ante una joya de enorme valor histórico y artístico. 
Durante muchísimo tiempo, esta bellísima imagen presidió el Altar Mayor, hasta que fue entronizada la escultura contemporánea de Nuestra Señora de Rocamador, la verdadera titular del templo. En la actualidad se encuentra en una pequeña hornacina, en una nave lateral, al lado del famoso cuadro de Luis de Morales, otro gran tesoro artístico de Valencia de Alcántara. 
Independientemente de la autoría, este hermoso crucifijo es una de las más prodigiosas tallas de Cristo que podemos encontrar en Extremadura, y lamentablemente muy desconocida. Desde muy niño, siempre me impresionó el rostro, con el semblante austero, bastante duro, y las espeluznantes llagas, en especial las rodillas y la lanzada del costado, portentosamente talladas al detalle.  Pero sobre todo, la solemne serenidad y profunda humildad que transmite al observador. 
Amigo, cuando visites Valencia de Alcántara, no te olvides de ir a ver el maravilloso Cristo de Berruguete, merece la pena. 

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