martes, 8 de febrero de 2011

El Embargo de Gabriel y Galán


En mi modesta opinión pocos poemas tienen la carga emocional tan a flor de piel, como el Embargo de nuestro querido José María Gabriel y Galán. El poeta del Guijo nos cuenta la dramática historia de un joven jornalero que ha enviudado recientemente y recibe en su casa a la comisión judicial que acude a embargar los humildes bienes del matrimonio. Es uno de los mejores poemas de Gabriel y Galán. Es difícil no estremecerse con el dramático final y la desgarradora advertencia del labriego.
 La estampa parece de otros tiempos, pero por desgracia  creo que es de rabiosa actualidad en estos momentos de crisis y de dramas personales por ejecuciones hipotecarias, paro, cierres de negocios...
En Cáceres, todas las mañanas del día de Reyes, muchos poetas y escritores locales acuden a los pies de la estatua del Poeta en el Paseo de Cánovas para rendirle literario homenaje. Se trata de uno de los actos más entrañables del calendario cultural cacereño. Cuando el reloj marca la una del mediodía ( hora de la muerte de Gabriel y Galán) el Embargo es recitado y llora hasta el viento.

Le dedico este comentario a todos los que sufren la desgracia en estos tiempos de crisis y que se sentirán identificados con los versos de este extraordinario canto a la dignidad y el dolor del ser humano. 
Dejo aquí el texto del poema en castúo junto a una preciosa presentación realizada por Producciones Libre Arte.

Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrín tos ésos.
No le dé a usté ansia,
no le de a usté mieo...
Si venís antiyel a afligila,
sos tumbo a la puerta.¡ Pero ya s´ha muerto!
Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero;
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me esta sobrando,
ya me está jediendo.
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y esi cacho e liendro...
¡ Jerramientas, que no quedi una!
¿ Yo pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡ cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro...
¡Pero a vel, señol jues: cuidaito
si aguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s´ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estabamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidao,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una noche muerto!...
¡ Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu,
todu menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo...
¡ y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!... 

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