El Monasterio de Guadalupe es un lugar con una historia fascinante. El hogar de nuestra querida Morenita es un sorprendente tesoro de arte, devoción e historia como pocos lugares de nuestro país. Al ser para mí un sitio muy especial le quiero dedicar algunos comentarios en el blog.
Hoy voy a contar una historia que leí por primera vez en el libro "Curiosidades de la Historia de Extremadura" de Elías Díeguez Luengo y que recomiendo su lectura.
Según consta en el diario del Almirante, en el primer viaje de regreso de Colón, llegando a las Azores les sorprendió una fuerte tempestad, que llegó a separar en medio del mar a las carabelas. Colón capitaneaba la Niña. Temiendo por sus vidas imploraron la ayuda de la Virgen María, por lo cual, El Almirante reunió a la tripulación y ordenó juntar en un bonete un garbanzo por cada marinero. Uno de los garbanzos fue marcado con una cruz ( aquí otros autores hablan de un garbanzo negro) y se hizo el voto por el cual aquel hombre que sacase el garbanzo señalado se tuviese por romero con la obligación de peregrinar al Monasterio de Guadalupe y llevar a la Virgen un círio de cinco libras. Pues bien, el que sacó el garbanzo señalado fue el mismísimo Colón. Terminó el peligro de la tormenta, no hubo como sabemos naufragio y al regresar a España, Colón cumplió su promesa y peregrinó al Monasterio de Guadalupe para agradecer a la Virgen Morena su maternal amparo.
A que es curiosa la historia, otro día contaré otra.
Un abrazo a todos.
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