miércoles, 2 de febrero de 2011

La Encina Vecina

Pocas imagenes son tan representativas de la paciente Extremadura como la encina. Ese soberbio arbol de apellido rotundo y acogedora presencia que da vivificante forma a nuestro mejor campo. La robusta estampa de la vieja encina evoca extrañas sensaciones de dureza, de lucha y al mismo tiempo de sencillez y generosidad. 
De todos los personajes de nuestro bosque mediterráneo es la más importante, sobre ella recae el papel principal. El papel de dar casa, comida y aire. En su generosa entrega se sustentan los más valiosos tesoros de nuestra fauna y flora. 
El vetusto encinar es silencioso testigo de levantamientos de dolmenes y castillos, de romanos y vetones, de razias morunas y  marcas castellanas, de nobles caballeros y grotescos bandoleros, de indolentes señoritos y sufrientes jornaleros, en definitiva de nuestra peculiar historia. 
 A los largo de esas mil  historias el hombre supo apreciar la bondad de los encinares, creándose una curiosa simbiosis entre ambos, que ha dado origen a uno de los más impresionantes sistemas de aprovechamiento natural, la dehesa. Verdadero ejemplo de sostenibilidad, tan en boga hoy.
Es hermoso contemplar que aún hoy en día los descendientes de esos encinares históricos sigan siendo uno de nuestros más ilustres vecinos. 


   

1 comentario:

  1. Ehorabuena por el nombre del blog: sonoro y próximo. Seguiré leyéndote.

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